La crisis mundial que promete golpear todavía más fuerte la economía global, no es un tema que preocupe al gobierno venezolano. Todo lo contrario, los bolivarianos lo ven como una oportunidad para expandir la presencia de su revolución en un mundo que está presenciando la caída del capitalismo. Como si cualquier país pudiera estar aislado de la caída del sistema económico mundial, si éste fuera el caso.
Se le ha advertido al gobierno que el 2009 será un año de crisis para la economía venezolana, pues los precios del petróleo caerán aún más -algunos calculan que a US$ 25- y que esta caída indudablemente no podrá ser compensada con unas reservas internacionales que ya están mermando.
Sin embargo, el gobierno bolivariano ha decidido seguir financiando fuertemente su cooperación internacional, en especial con los países del ALBA. En este sentido ha ofrecido sustituir la ayuda norteamericana en Nicaragua por un monto de unos $ 100 millones, las compras preferenciales de Bolivia por unos $ 40 millones y financiar el 85% del Banco del ALBA. Y como si esto no fuera poco, quiere crear una moneda común que denominaría el Sucre.
En lo interno, a un proceso electoral aún no concluido, lo ha seguido -o tapado- el tema de la reelección presidencial. Se aprueba el presupuesto nacional con un precio estimado del barril a $ 60, y apenas se ha oído un llamado a la austeridad al que los grandes jerarcas boliburgueses hicieron oídos sordos y se subieron los sueldos para el 2009.
Sin embargo, Chávez debe saber que le esperan meses o años difíciles, pues apuró su porfía reeleccionista. Debe prever que su chequera se desinfla y con ella su popularidad, pues a pesar de declarar ser "el pueblo mismo transfigurado" y asumir que el pueblo quiere seguir mandando, es decir que él siga en el poder, no quiere arriesgarse a unas votaciones en plena crisis.
Sabe que el desencantamiento sigue, que no obtuvo la mayoría de los votos el 23N, que las encuestas lo dan perdedor, que la gente no quiere reelección, pero está decidido a jugárselo todo, pues está convencido de que lo quiere es lo que pide el pueblo, y es ahora o nunca.
La historia cuenta que éste es el cenit del poder de los dictadores, pues luego su propia enajenación los acaba, en el mejor de los casos sin incendiar Roma. También podemos recordar el caso de Bush padre que después de haber triunfado militarmente en Kuwait perdió la reelección y al intentar explicarlo Clinton le dijo: "es la economía estúpido".
http://www.analitica.com/va/economia/opinion/3486447.asp