Por Milagros Socorro
Para comprender la singularidad del Zulia es preciso ir más allá de la idea de estado, y considerar la cuenca de Maracaibo y del golfo de Venezuela como un hinterland, término de origen alemán (en castellano, traspaís) que designa a una región situada al interior de un litoral, dependiente, sobre todo en lo económico y comercial, de una localidad portuaria.
El Zulia es una porción de tierra en forma de herradura extendida sobre la depresión del lago de Maracaibo, entre dos cadenas montañosas. Su medio físico está constituido por dos grandes unidades geomorfológicas: la cuenca del lago, con sus amplias planicies circundantes, y la cordillera de Perijá. Esta compleja unidad geográfica, que, en efecto, depende del puerto de Maracaibo, tiene 63.100 kilómetros cuadrados. Es la cuarta entidad con mayor superficie del país (después de Bolívar, Amazonas y Guárico) y ocupa 7% del territorio nacional.
Allí se encuentran todos los climas posibles en la zona intertropical, por lo que es una síntesis climática de todo el territorio venezolano. Sobre las riberas del lago domina el clima de sabana, caracterizado por temperaturas que pueden superar los 35º C. Pero desde la península de la Guajira hasta el piedemonte de la serranía de Perijá, a lo largo de apenas 260 kilómetros, se dan todas las gradaciones de lluviosidad imaginables. La región cuenta, además, con casi todos los ambientes acuáticos conocidos: el marino, el lacustre, el fluvial y el acuífero, que se encuentra en los grandes depósitos de aguas subterráneas.
La entidad tiene la mayor concentración de población indígena del país (1,6% de la población total del estado).
Allí se hablan las tres principales familias lingüísticas indígenas de Venezuela: la arahuaca, con el guajiro o wayúu y el paraujano o añú; la caribe, con el yukpa; y la chibcha, con el barí.
Y allí han encontrado residencia contingentes inmigratorios de todas las latitudes, atraídas por el puerto, primero, y luego por el petróleo. El lago de Maracaibo es el más grande de Suramérica y el más extenso del mundo con comunicación al mar, un caso único en la geografía mundial. Al sur del estuario se observa el relámpago del Catatumbo, fenómeno atmosférico único en el planeta. El golfo de Venezuela es la bahía más grande del país. Las viviendas palafíticas construidas en sus riberas conformaron el paisaje que a Alonso de Ojeda le evocara a Venecia. De manera que la palabra Vene zuela nació en el Zulia y tiene el perfume de sus costas.
Recodo bellísimo, la Sierra de Perijá es asiento de las comunidades indígenas yukpa y barí.
Posee el área kárstica (terreno de piedra caliza) más extensa de toda Venezuela, así como la Cueva del Samán, la de mayor longitud del país, ubicada en el valle del río Socuy.
La cuenca petrolífera del lago de Maracaibo es la más productiva del país y una de las mayores del mundo. Zulia posee 92% de las reservas probadas y semiprobadas de carbón mineral del país, así como abundantes yacimientos de arenas silíceas, baritas, arcillas, cobre y sal. Pero, aunque el principal recurso del Zulia es el petróleo, la economía del estado cuenta con muchas otras actividades, como la ganadería, la agricultura, la pesca, la industria y la explotación forestal. De hecho, de todas las entidades venezolanas, aquella, la entrañable de occidente ostenta una mejor distribución de las actividades económicas, ya que cada uno de sus municipios cuenta con recursos y posibilidades de desarrollo.
Espacio singular en tantos sentidos. Hinterland mental cuya gran marca es la apertura al mundo. Escenario de fundación (en 1891) y refundación (en 1946) de la Universidad del Zulia, es territorio de fragua cultural muy especial, donde el voseo encuentra una manifestación de especial gracia y vitalidad. Continente aparte donde la luz del astro mayor se volvió filigrana, tejido finísimo, cual son los soles de Maracaibo. Espacio tradicionalmente aislado, donde la palabra conserva el poder de nombrar el bien y el mal. Fogón de la torta de plátano, golosina de ángeles. Lugar del alma donde la única dictadura que se tolera es la del clima.
Geografía de la tierra y de los corazones que allí han afinado su pulsación, el Zulia no merece sino prosperidad y honores.
Cómo haríamos, Señora de noviembre, para mostrar a quien nos ofende y amenaza que el Zulia se respeta.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6571899.asp
Para comprender la singularidad del Zulia es preciso ir más allá de la idea de estado, y considerar la cuenca de Maracaibo y del golfo de Venezuela como un hinterland, término de origen alemán (en castellano, traspaís) que designa a una región situada al interior de un litoral, dependiente, sobre todo en lo económico y comercial, de una localidad portuaria.
El Zulia es una porción de tierra en forma de herradura extendida sobre la depresión del lago de Maracaibo, entre dos cadenas montañosas. Su medio físico está constituido por dos grandes unidades geomorfológicas: la cuenca del lago, con sus amplias planicies circundantes, y la cordillera de Perijá. Esta compleja unidad geográfica, que, en efecto, depende del puerto de Maracaibo, tiene 63.100 kilómetros cuadrados. Es la cuarta entidad con mayor superficie del país (después de Bolívar, Amazonas y Guárico) y ocupa 7% del territorio nacional.
Allí se encuentran todos los climas posibles en la zona intertropical, por lo que es una síntesis climática de todo el territorio venezolano. Sobre las riberas del lago domina el clima de sabana, caracterizado por temperaturas que pueden superar los 35º C. Pero desde la península de la Guajira hasta el piedemonte de la serranía de Perijá, a lo largo de apenas 260 kilómetros, se dan todas las gradaciones de lluviosidad imaginables. La región cuenta, además, con casi todos los ambientes acuáticos conocidos: el marino, el lacustre, el fluvial y el acuífero, que se encuentra en los grandes depósitos de aguas subterráneas.
La entidad tiene la mayor concentración de población indígena del país (1,6% de la población total del estado).
Allí se hablan las tres principales familias lingüísticas indígenas de Venezuela: la arahuaca, con el guajiro o wayúu y el paraujano o añú; la caribe, con el yukpa; y la chibcha, con el barí.
Y allí han encontrado residencia contingentes inmigratorios de todas las latitudes, atraídas por el puerto, primero, y luego por el petróleo. El lago de Maracaibo es el más grande de Suramérica y el más extenso del mundo con comunicación al mar, un caso único en la geografía mundial. Al sur del estuario se observa el relámpago del Catatumbo, fenómeno atmosférico único en el planeta. El golfo de Venezuela es la bahía más grande del país. Las viviendas palafíticas construidas en sus riberas conformaron el paisaje que a Alonso de Ojeda le evocara a Venecia. De manera que la palabra Vene zuela nació en el Zulia y tiene el perfume de sus costas.
Recodo bellísimo, la Sierra de Perijá es asiento de las comunidades indígenas yukpa y barí.
Posee el área kárstica (terreno de piedra caliza) más extensa de toda Venezuela, así como la Cueva del Samán, la de mayor longitud del país, ubicada en el valle del río Socuy.
La cuenca petrolífera del lago de Maracaibo es la más productiva del país y una de las mayores del mundo. Zulia posee 92% de las reservas probadas y semiprobadas de carbón mineral del país, así como abundantes yacimientos de arenas silíceas, baritas, arcillas, cobre y sal. Pero, aunque el principal recurso del Zulia es el petróleo, la economía del estado cuenta con muchas otras actividades, como la ganadería, la agricultura, la pesca, la industria y la explotación forestal. De hecho, de todas las entidades venezolanas, aquella, la entrañable de occidente ostenta una mejor distribución de las actividades económicas, ya que cada uno de sus municipios cuenta con recursos y posibilidades de desarrollo.
Espacio singular en tantos sentidos. Hinterland mental cuya gran marca es la apertura al mundo. Escenario de fundación (en 1891) y refundación (en 1946) de la Universidad del Zulia, es territorio de fragua cultural muy especial, donde el voseo encuentra una manifestación de especial gracia y vitalidad. Continente aparte donde la luz del astro mayor se volvió filigrana, tejido finísimo, cual son los soles de Maracaibo. Espacio tradicionalmente aislado, donde la palabra conserva el poder de nombrar el bien y el mal. Fogón de la torta de plátano, golosina de ángeles. Lugar del alma donde la única dictadura que se tolera es la del clima.
Geografía de la tierra y de los corazones que allí han afinado su pulsación, el Zulia no merece sino prosperidad y honores.
Cómo haríamos, Señora de noviembre, para mostrar a quien nos ofende y amenaza que el Zulia se respeta.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6571899.asp
No hay comentarios:
Publicar un comentario